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sábado, 12 de octubre de 2013

De compras


Saldré a comprar con sabiduría, no a que me venda lo que el otro quiera


¿Recuerda usted algún día de su vida en el que no haya comprado algo? ya sea una menta o un pasaje de concho, frecuentemente compramos bienes y servicios que requerimos en el diario vivir.


El progreso alcanzado en la actualidad nos brinda una gran variedad  de servicios y artículos entre los cuales tenemos que elegir aquellos que mejor satisfagan nuestras necesidades. En lo que finalmente compramos influye el poco dinero que tenemos, los engaños del mercado y hasta a veces la haraganería de nuestra parte.
Así también influye esa gran variedad y complejidad de productos existentes debido a que no tenemos los conocimientos necesarios para elegir lo mejor por el dinero que tenemos y que realmente resuelva una necesidad.

Los pobres tenemos el compromiso de conseguir cosas de muy buena calidad y que al mismo tiempo sean baratas. El poco dinero que tenemos demanda que para comprar seamos exigentes, que pasemos trabajo buscando lo mejor al más bajo precio y que seamos cuidadosos con las cosas adquiridas.

Ese poco dinero que tenemos demanda que no tratemos de aparentar menos pobreza de la que realmente tenemos. Demanda que vayamos a los mercados de las pulgas, que visitemos tienda por tienda en busca del mejor precio y superofertas. Demanda que visitemos los Comedores Económicos del Estado, especialmente si estamos en el grupo de los más pobres o en medio de una crisis temporal y brutal.

Debo decir que, en distintas épocas de gran crisis, esos comedores me han salvado la vida en todos los lugares donde he vivido: Mao, La Capital, San Cristóbal y Santiago.

Ante cualquier impulso o deseo que signifique gastar dinero, haríamos bien si reflexionamos y nos hacemos algunas preguntas tales como:
¿Esta compra es simplemente un deseo, un capricho o es una verdadera necesidad?
¿Puede esperar a que le llegue su momento?
¿Me sobra dinero del salario para los pagos mensuales o tengo ahorros para este consumo?
¿Qué beneficios aporta este consumo en el presente y el futuro?
Si sobrepasa cierto valor ¿Está contemplado en mi presupuesto de este año?

REGATEO en COMPRAS.

Cuando tratamos activamente de lograr una rebaja en el precio de cualquier artículo o servicio, estamos en una gestión de “regateo en compras”. La acción de regateo es necesaria en muchos lugares donde compramos debido a que el precio asignado al producto está muy subido, a propósito, ya que el vendedor espera que vamos a pelear una rebaja significativa. Si aceptamos el primer precio que dice el vendedor podríamos estar pagando el doble del precio mínimo al cual lo conseguiríamos si hacemos una buena gestión de regateo.

Ciertamente hay días en los que no tenemos ánimo para participar en estos forcejeos de ventas y regateos en compras por lo que, en esas ocasiones, es recomendable posponer para otro día esas compras o, visitar comercios de los que usan el “Sistema de un Sólo Precio”. Aquí usted compra sin la carga emocional que implica el regateo, el cual nos somete a una suerte de competencia con el vendedor que pone a prueba la capacidad de persistencia y astucia de los participantes.

CHEQUEANDO LO QUE PESAN.

Al comprar productos pesados tenemos que observar los elementos que intervienen en este proceso para detectar anormalidades y condiciones desfavorables a nuestros intereses. En el tipo de aparato que utilizan los colmados debemos primero observar que el plato esté limpio, sin derrames o residuos de los productos que han pesado antes.

Observe en qué lugar está la aguja en el aparato antes de colocar su producto. Si no está en el “cero” y por el contrario está adelantada una, dos o tres onzas, reclame al vendedor que ajuste el aparato. Esto se hace rápidamente con un destornillador plano o hasta con un cuchillo de mesa.

Si usted acepta que le pesen la mercancía con la aguja adelantada, por ejemplo, 2 onzas, entonces asegúrese de que esas dos onzas se las agregan a lo que van a pesar, es decir, si usted pidió 1 libra de arroz, tendrán que pesarle 1 libra y 2 onzas. Este tipo de aparato no es exacto, así que aunque esté ajustado siempre le darán alguito de más o de menos.

La vigilancia de estos aparatos se hace más necesaria cuando compramos embutidos debido a que cuestan mucho y se compran en cantidades más pequeñas. Veamos un ejemplo:
Si el queso tipo “Geo” está a RD$128.oo la libra, cada onza cuesta RD$8.oo. Si al comprar media libra me dan 1 onza menos, estoy perdiendo ocho pesos. Si me dan 1 onza y media menos estoy perdiendo 12 pesos.

Para ser justos, debemos decir que hay colmados y vendedores de los mercados que  a sus clientes mejor le dan de más en lo que pesan. Esto es saludable siempre que no se perjudique al pequeño negocio, fuente de empleo y sustento de sus dueños y empleados.

En los mercados hay que tomar medidas adicionales cuando se compra en la calle. Observe que las manos del vendedor se alejen del aparato al momento de pesar ya que es posible que usted le esté comprando una mano y claro…se la cobra pero no se la da.

Para la venta al por mayor y al detalle de yuca, batata y otros vegetales usan unos platos grandes desmontables. Es conveniente colocar el plato vació al aparato de medida y observar en qué posición está la aguja en esas condiciones para hacer los ajustes y reclamaciones ya antes mencionados.

Cuando a pesar de estas medidas se desconfía del peso de lo comprado, podemos acudir a un negocio confiable y pedirles que nos permitan verificar el peso de la mercancía.


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