No tomaré préstamos ni fiao con intereses... y así aprovecharé todo mi dinero
En algunas ocasiones recibí dinero que creí poder dejar guardado en el
banco por mucho tiempo, sin embargo unos cuantos días después no quedaba un
centavo. ¿En que se fueron?. ¿Se evaporaron? Vamos a tratar de descubrir todas
aquellas situaciones en las que gastamos dinero inconscientemente, sin
planificación y sin que llevemos cuenta
de esos gastos.
GASTOS DE UN SÓLO DÍA
Con frecuencia la familia me reclama
gastos que cuando pongo alguna resistencia me responden diciendo: “pero
si ese es un gasto de un sólo día”. Eso parece cierto hasta que
nos ponemos a contar esos “un sólo día”. De modo que pongamos atención a
este fenómeno para adoptar un plan que nos permita actuar con más consciencia.
Identificar
todas las situaciones de un “sólo día”.
Sumarlas.
Planificar y
asignar limites de gastos para cada caso aceptado.
Eliminar o
evitar los casos que se pueda.
A) IDENTIFICACIÓN DE GASTOS DE
UN SÓLO DÍA
♥ Cumpleaños.
♥ Graduaciones.
♥ Lanzamiento
de graduación.
♥ Gastos de
navidad.
♥ Año nuevo.
♥ Los reyes
magos.
♥ Gastos de
año nuevo.
♥ Angelitos.
♥ Atención a
visitas.
♥ Regalos
para matrimonios.
♥ Regalos
para nacimientos.
♥ Baby shower
♥ Ayudas a familiares
y amigos.
♥ Ayudas para
desastres naturales.
♥ Aniversario
de bodas.
♥ Día de las
madres.
♥ Día de los
padres.
♥ Viajes.
♥ Diversiones.
♥ Gastos
médicos.
♥ Compras
especiales.
♥ Expo-Cibao
y otras ferias.
♥ Feria del libro.
♥ Pintar la casa.
♥ Cambiar muebles.
♥ Electrodomésticos.
TRAMPAS DE GASTOS
En nuestra vida cotidiana aparecen
situaciones que cuestan dinero disfrazadas como si no costaran nada. Otras
aparentan costar una cantidad aceptable y luego resulta que su costo real es
muy superior al que habíamos creído.
Una de esas situaciones se da con los
celulares cuando alguien del entorno familiar o de amistades le dice a otro:
--“Dame un minuto de tu celular”.
Pero lo que entramos en un celular es dinero, no tiempo. Si negamos ese minuto,
que fácilmente se pasa a 2, 3 y más; hasta puede llegar a creerse que le
negamos un minuto de nuestro tiempo a un ser querido.
Usted mismo puede llegar a decirse:
--“Que malo soy”. Sin embargo usted negó dinero para que no lo gastara
innecesariamente alguien que podría ser
fanátic@ de la charla por celular, para conversar sobre algún asunto
como… ¿por dónde le entra el agua al coco?, o ¿Sabes lo que hizo fulana anoche
en la fiesta?, ¡HAY! mi madre…--Oye esto…
Es muy común la mentalidad de “eso no cuesta nada”
para referirse a algo que ya se compró o está a la espera de una real necesidad
para ser utilizado. Ese criterio también hace mucho daño al aplicarlo a los
servicios públicos como el suministro de agua y electricidad.
A la sombra de “eso no cuesta nada”,
muchos pobres no apagamos bombillos, no le ponemos interruptores,
desperdiciamos el agua y no reparamos inodoros, llaves, tuberías, etc. Por esa
razón todos esos servicios deben suministrarse con equipos que midan el consumo,
aunque haya subsidio para una parte del mismo.
Lo importante es que el ciudadano sepa que
mientras más consume más paga.
Existen muchas otras situaciones
inocentemente engañosas así como otras con celaje de estafa.
Algunos colegios son verdaderos
barriles sin fondo que se convierten en reales peligros económicos para las
familias de sus alumnos. Estos mantienen en permanente zozobra a sus clientes
con demandas forzosas de dinero para actividades, viajes, proyectos, ayudas y
hasta para muebles, como si fuésemos socios o accionistas.
Hace varios años en un colegio
planeaban que los muchachos de último año de bachillerato celebraran su
graduación durante 3 días en un centro turístico. Los cuartos para pagar esa
encantadora estadía saldrían de los bolsillos de cada familia con hijos en
aquel colegio, a razón de una cuota de dinero por cada hijo. La razón dada para
tan bello proyecto fue que esos
muchachos “se lo merecían”.
Para ese entonces yo tenía 4 o 5 niñas
en ese colegio, becadas por la empresa donde trabajaba. En medio de mi
angustia, en aquella memorable reunión para padres y madres, atiné a decir dos
cosas:
a) Que no
podía pagar a otros un lujo que yo nunca me había dado.
b) Pregunté
qué tipo de ciudadanos estábamos formando al enseñarles que hasta esos lujosos
y costosos placeres podían obtenerlos sin ningún esfuerzo, sin hacer nada.
Es en verdad imposible planificar los
gastos en uno de esos colegios porque cualquier miércoles en que uno no tiene
un chele le sale un hijo con que al otro día tiene que llevar varios cientos de
pesos y que si no lo hace tendrá problemas.
En otro escenario, ya usted podría
estar disfrutando de ciertas comodidades que adecuadamente ha ido adquiriendo
al paso del tiempo, pero todavía siente que existen otras necesidades no
satisfechas o que hay que hacer más inversiones para completar la utilidad o
propósito de algún servicio.
Dispone de varios artefactos
eléctricos que le suplen comodidad, entretenimiento, educación, etc. Pero en
cualquier momento falla el suministro de energía eléctrica. ¿Cómo nos sentimos
cuando esto ocurre en el momento que la película está en su mejor memento o
estamos haciendo un trabajo en la computadora que hay que llevar al otro día a
la escuela, universidad o el trabajo?
En esos momentos de frustración
podemos ser presa del compulsivo impulso de salir a comprar un inversor con
cuatro baterías, sin que tengamos un peso disponible para ese gasto ni en
ahorros, ni en sobrante del salario para hacer los pagos mensuales al tomarlo a
crédito. En casos como éste tenemos que reflexionar y pensar seriamente en el
lío en que nos vamos a meter.
Hace 9 años se dañó completamente la
lavadora de mi familia en momentos en que no había dinero para comprar otra.
Tampoco podíamos cogerla “fiá” porque todos los meses estábamos “cruzao” con
los compromisos y pago de deudas. ¿Qué hacer?
Acordamos quedarnos sin ese aparato
durante los siguientes 5 meses, fecha para la cual recibiría un dinerito con el
cual compraría el equipo. Acordamos que cada quien lavaría su ropa a mano,
teniendo yo que fajarme con los duros pantalones del uniforme de mi empleo. Al
cabo de 2 meses la presión de la familia para que comprara el artefacto se hizo
insoportable, así que tuve que buscar prestado
más dinero con intereses para comprar la bendita lavadora.
Ya para muchos pobres es
prácticamente imposible vivir sin una lavadora y lo peor es que creemos que eso
es verdad.
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