Páginas

domingo, 11 de agosto de 2013

Actuando en comunicación con la familia

Manejaré el dinero en comunicación con la familia

En esta sociedad la gente  recibe ingresos monetarios que varían mucho entre una persona y otra. Es común que cuando pensamos en alguien que gana el doble que nosotros, creamos que esa persona tiene resueltos todos sus asuntos materiales.


Nuestros hijos, y a veces la pareja, reciben y manejan muy poco dinero con sus manos por lo que cuando comparan su poco dinero con esos miles de pesos que saben que recibimos entonces tienden a creer que en la casa pueden hablar por teléfono, beber y comer  sin control. Que además tenemos todo el dinero del mundo para satisfacer sus antojos en vestimentas, educación, diversión, etc.

Nuestra familia debe conocer en detalle los gastos del hogar. Tanto en un mural como en papel o cartón podemos detallar los gastos mensuales en alquiler, colegio, préstamos, comida, agua, luz, medicina  y todo lo demás. Con esa información a mano sus hijos saben y sienten que todos esos miles de pesos que usted cobra apenas sirven para que la familia se mantenga en pie, en frágil maniobra de equilibrista.


DECIDIENDO JUNTOS

Cuando un hijo acude a una tienda a comprar una camisa es posible que entre cientos de ellas sólo le guste una. ¿Cómo otra persona podría seleccionar para él esa misma camisa? Si usted va sol@ a comprársela, ¿Qué pasará con la que le traiga? ¿Querrá usarla  su hijo? ¿Cómo se sentirá si lo obliga a usarla?, y... en este caso, ¿Cuánto tiempo pasará antes de que se manche, rompa o pierda la dichosa camisa?.

Lo mismo puede ocurrir con la montura de los lentes recetados de una hija adolescente. Usted puede tener asignados 500 pesos para esa montura y creer que haría una buena compra yendo sol@ a la óptica.

Lo aconsejable es que vaya con su hija y con por lo menos 1,000 pesos. A primera vista es posible que a su hija le encante una montura de 4,000 pesos. En ese momento de placentero navegar por las nubes usted le da una palmadita por los hombros, ella regresa a la tierra y le recuerda que no deben gastar más de quinientos pesos.

Ella despierta, se calma y después de mirar todas las monturas con atención y precisión de rayo láser, descubre que también le encanta otra de 700 pesos. Usted pelea una rebaja y la consigue en 630 pesos. ¡Por fin!, que alivio! Luego verá que esos lentes siempre están delante de los ojos de su hija, como mandó el médico, y hasta podría oír a su hija decirle por teléfono a una amiga-- ¡Yo me veo más bonita con los lentes!, santo remedio.


Por lo anterior debemos orientar desde temprana edad a nuestros hijos en el valor del dinero, su correcto uso y el hábito del ahorro.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Escriba aquí su comentario